Había una vez una empresa que deseaba aparecer en las primeras (perdón, “en la primera”) posición de Google. Ofrecía servicios, así que deseaba que los potenciales clientes al teclear alguno de los servicios que ofrecía, su web apareciera en la primera posición. Sus servicios digamos que, para hacerlo más fácil, eran servicios relacionados con Internet. El empresario tenía claro que debía hacer para posicionar su empresa, había leído decenas de webs donde expertos en posicionamiento ofrecían ideas y decenas de libros donde se explicaba cómo conseguir que tu web aparezca la primera en Google y así multiplicar tus ventas.
El primer e importantísimo paso era definir un listado de palabras clave. Las palabras por las que batallaría por aparecer el primero, las palabras por las que pagaría en Adwords y así aparecer en los enlaces patrocinados. El empresario se reunió con su equipo de confianza y, después de una larga jornada de brainstorming, dieron con las palabras exactas, ni más ni menos que los servicios que ofrecían: usabilidad, web 2.0, programación web, accesibilidad, diseño web, estándares, e-Business, Intranets… y, cómo no, posicionamiento web. Sí, ya eran expertos en posicionamiento web, ya que todos esos servicios van unidos, ¿no? ¿O una empresa que sabe de usabilidad no sabe de posicionamiento web o de programación web? Pero bueno, esto es harina de otro costal.
El empresario se gastó unos cuantos euros en AdWords y en contratar los servicios de un SEO, que se preocupó de posicionar la web de la empresa para las búsquedas de las palabras clave definidas por su cliente. Pasaron los meses y resultó que no se consiguió el número de visitas deseadas, mejor dicho, no consiguió el ROI deseado. Más visitas que antes tenía, pero no aportaban facturación para su negocio. Al empresario le resultó extraño, aparecía en la primera página de Google al buscar “posicionamiento web”, “web 2.0” y “usabilidad”.
Un buen día, cuando nuestro amigo estaba desesperado y acababa de prescindir de los servicios del SEO, se topó con un viejo amigo que trabajaba en el departamento de márketing de una gran editorial. Nuestro amigo le explicó el porqué de su estado de ánimo. Su viejo amigo no tenía conocimientos técnicos, pero le confesó que precisamente estaba investigando el tema de salir en las primeras posiciones de Google, ya que pensaba que sería una buena estrategia de ventas para su empresa editorial. Nuestro amigo le preguntó si cuando buscó “posicionamiento web” en Google encontró la web de su empresa. Su amigo contestó: “perdona, no sé que es el posicionamiento web. Yo busqué en ‘cómo aparecer en la primera posición de google’”.
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