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sábado, 24 de enero de 2009

El vendaval que nos dio de bruces con la realidad

Hoy ha amanecido dos horas antes de que saliera el sol. Ha amanecido con los pájaros aletargados y con el postigo golpeando la puerta. Ha amanecido con las sillas volando por encima de los abetos y con Otto, asustado, arañando la pared. Hoy ha amanecido con el grito del vendaval.

En el país que nunca pasa nada hoy era un día especial. No saldremos en la CNN, no nos verán en Australia, no se emocionarán en Argentina. Esto no es el Katrina, ni el Mitch, ni tan solo el Wilma. Pero es un día especial, un día que llevaba tiempo esperando, un día para dejar de ver y actuar. Un día para estar conectado a Internet, informarse. También para informar, twittear, bloguear, colgar fotos de un ciprés acostado sobre diez tumbas de mármol, frías, ausentes. Un día para ser como ellos. Ellos que amerizan, ellos que tiene un presidente 2.0 con Blackberry. Pero cuando el sol ha iluminado la mañana, la luz ha desaparecido. La mañana 2.0 al traste. No hay Twitter que valga, ni actualización del status del Facebook. No hay fotos subidas a Flickr. No hay conexión a Internet. No hay ordenador. Adiós realidad imaginada. Adiós imaginación hecha realidad. Ni tan siquiera hay televisión. Ni ducha de agua caliente. No hay comida cocinada. No hay bebida fresca, no hay cubitos de hielo. No hay nada. Un vacío. Tic-tac, tic-tac. No me ha quedado otra que redefinir la forma de perder el tiempo... escuchar música (hasta que la batería ha dicho basta) y leer a García-Alix pidiéndome que no le siguiera porque estaba perdido en los ochenta de Madrid, tiempos de plata, bromuro de plata y la plata fumada… Un vendaval y nos ponemos a leer. Un vendaval y tiempo para pensar. Un vendaval y volvemos, por unas horas, a ser “uno-punto-cero”. Bendito, pues, país tercermundista. [continúa debajo de la foto]


Hoy era sábado y no había luz, ¿Qué hubiera pasado un martes? ¿Qué se puede hacer en una oficina sin luz? ¿Sin ordenadores? Ni tan siquiera sé que se puede hacer en una oficina sin Internet. ¿Quizá beber whisky, fumar y acosar?

Después de algunas horas cuando el viento se ha llevado por delante un día entero, la luz ha vuelto. La luz ha vuelto y aquí estoy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

bravo